Comienza el nuevo curso escolar y ¿Por qué no? También mi tratamiento de ortodoncia.
Esta semana «todos volvemos al cole», no se habla de otra cosa porque septiembre es sinónimo del inicio del nuevo curso escolar y para muchos de nosotros el momento de también comenzar nuevos proyectos y aventuras. Unos se estrenan en clases de natación, otros prefieren aprender a tocar un instrumento y para algunos ha llegado el momento ideal para comenzar su tratamiento de ortodoncia.
Recordemos que en realidad podemos hacer Ortodoncia a cualquier edad, pero hay edades más idóneas para tratar los problemas de la mordida y esto ocurre en la infancia, pueden ser tratamientos tempranos o tratamientos en la pre-adolescencia antes de completar el crecimiento.
¿Cuándo queremos ver a los niños por primera vez? Pues a ser posible, no más tarde de los siete años de edad. ¡Seven is a magic number!
¿El motivo? Si bien es cierto que un ortodoncista puede mejorar la mordida (oclusión) y la sonrisa a cualquier edad, existe un período de tiempo óptimo para iniciar el tratamiento.
Por lo general, ese momento es en la última etapa de la dentición mixta, antes perder las últimas piezas dentales de leche y de finalizar el crecimiento.
Comenzar el tratamiento en ese momento de la dentición mixta final generalmente logra mejores resultados, en el menor tiempo posible.
Hay, sin embargo, algunos niños que necesitan un tratamiento ortodóncico temprano o un tratamiento en dos fases, que no es otra cosa que corregir ciertos problemas de una manera mucho más eficaz en una edad menor. Tras el tratamiento ortodóncico de Fase I, hay un periodo de vigilancia de la corrección obtenida y del desarrollo dentofacial valorando el momento adecuado de resolver el resto de la maloclusión, de una manera mucho más simple y eficaz, en una Fase II.
El tratamiento de ortodoncia de primera fase, Fase I, abarca desde expandir el paladar corrigiendo mordidas cruzadas, evitar crecimientos asimétricos de la cara, estimular el desarrollo insuficiente de los maxilares, crear o preservar espacio para una buena alineación de los dientes y librarse de la necesidad de extracciones de piezas definitivas en el futuro o corregir hábitos como la succión del pulgar o la deglución atípica que deforman la mordida. Soluciona problemas que contribuyen a que se produzcan cambios morfológicos y funcionales negativos en el crecimiento de los maxilares y que empeoran la severidad de las maloclusiones que, al no corregirse de manera temprana, serán mucho más difíciles de tratar más tarde.
No solo se trata de conseguir una bonita sonrisa, que también nos hace mucha ilusión, sino sobre todo de generar salud. Es importante recordar que detrás de un tratamiento ortodóncico hay muchísimo más, lo principal es ayudar a que la boca y la mordida sean saludables y equilibradas y por eso os animamos a pedir una valoración del caso de vuestro hijo/a porque tal vez sea el momento de comenzar…o tal vez no.
En cualquier caso en la clínica estamos a vuestra disposición para cualquier duda o consulta. En la ortodoncia infantil podríamos aplicar el dicho popular que se le atribuye a Benjamín Franklin: «No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy».